LA FRASE

"LOS OTROS DÍAS EN EL LLAO LLAO SONABA TODO EL TIEMPO "FUGA Y MISTERIO" PORQUE SIEMPRE FUE UNO DE MIS TEMAS FAVORITOS." (EDUARDO ELSZTAIN)

domingo, 20 de noviembre de 2011

DÍA DE LA SOBERANÍA NACIONAL


"A las 8 y media los extranjeros empezaron el avance. Mansilla proclamó a la tropa: ¡Allá los tenéis! Considerad el insulto que hacen a la soberanía de nuestra patria al navegar, sin más título que la fuerza, las aguas de un río que corre por el territorio de nuestro país. ¡Pero no lo conseguirán impunemente! ¡Tremola en el Paraná el pabellón azul y blanco y debemos morir todos antes que verlo bajar de donde flamea!". La banda de Patricios empezó los compases del Himno coreado por todos: "¡O juremos con gloria morir!. Cuando la San Martín, "apenaba verla con bandera francesa", se puso a tiro de las baterías, Mansilla dio la señal de fuego con el tradicional "¡Viva la patria!". Respondieron Trehouart y Sullivan con sus noventa y seis bocas de fuego de mayor alcance y potencia que los cañoncitos argentinos. No importa: no se estaba allí para ganar, sino para que los gringos no se la llevasen de arriba...". (José María Rosa, Historia Argentina).

"Ya sabía de la acción de Obligado; ¡que iniquidad! De todos modos los interventores habrán visto por este échantillon que los argentinos no son empanadas que se comen sin más trabajo que abrir la boca." (José de San Martín, en carta a Tomás Guido). 

Se conmemora hoy el Día de la Soberanía Nacional, en recordación de la heroica resistencia de la Confederación Argentina contra las pretensiones imperialistas de Inglaterra y Francia (las principales potencias mundiales de la época, coaligadas en su contra), y del combate de la Vuelta de Obligado, el 20 de noviembre de 1845.

Acción heroica en la que el coraje argentino rindió su tributo de sangre, y defendió con su vida la independencia proclamada aquel 9 de Julio de 1816, demostrando que no era sólo una bella declaración, destinada a no trascender el papel en que estaba escrita.

Como vemos, el mismísmo San Martín -el máximo héroe de nuestra historia- supo reconocer a don Juan Manuel de Rosas el mérito histórico que los falsificadores de nuestro pasado (empezando por los vencedores de Caseros, Mitre el más notorio entre ellos) le negaron durante décadas; pretendiendo suprimir su recuerdo de la memoria de los argentinos.  

Vano y penoso esfuerzo, porque la memoria histórica se abre paso -más tarde o más temprano- por entre las telarañas de mentiras y falsificaciones; que en el caso de Rosas y su heroica defensa de la soberanía nacional, tuvieron por exclusivo propósito la autoexculpación de sus vencedores en Caseros, unidos en la traición al extranjero para sojuzgar a su patria.

Vencedores que, caído Rosas, concedieron por debilidad y falsas convicciones ideológicas -que disfrazaron miserables intereses comerciales- lo que los gauchos de San Pedro, Baradero, San Nicolás y San Antonio de Areco le negaron con su sangre al invasor extranjero.  

Después vendría la reivindicación de Rosas y de la histórica gesta de Obligado, y el intento de apropiárselos para sí de un nacionalismo sin pueblo, y como tal sin norte: fácil instrumento de la anti nación para sus propósitos coloniales. Si hasta Menem en su hora repatrió los restos del Restaurador, mientras sepultaba con sus políticas las ideas por las que él luchó; y en nombres de las cuáles se peleó en las barancas del Paraná, desde Obligado hasta Tonelero y el Quebracho. 

La soberanía nacional no es la simple defensa de la integridad territorial, ni una entelequia abstracta: es la lucha por nuestra autoafirmación como pueblo, por nuestro derecho a construir nuestro propio destino, sin imposiciones externas ni claudicaciones internas.

Todo lo grande y próspero que seamos capaces de construir por nosotros mismos, sin tutelajes materiales ni espirituales de ninguna especie, como bien lo señaló Cristina el viernes, en el acto en el lugar histórico.

No en vano la Vuelta de Obligado fue reivindicada por gobiernos -como el de Perón, el primero en instaurar su aniversario como el Día de la Soberanía Nacional- que comprendieron claramente que una nación soberana sólo es posible con un pueblo feliz, porque es para él para quien se construye y defiende la soberanía.

Tampoco es casual que el recuerdo de Obligado haya querido ser borrado de nuesta historia por los que imaginaron para la Argentina un inevitable destino de feliz granja colonial: el estampido de las baterías de Mansilla retumbaba en sus conciencias de traidores a la herencia común de los argentinos.

Entonces fueron barcos de guerra, cañones e infantes de marina; luego vendrían empresas, capitales, préstamos ruinosos y consejos errados, como los del FMI o las calificadoras de riesgo: la defensa de la soberanía nacional es una tarea constante, que nos convoca a todos los argentinos, en todo tiempo histórico, a hacer nuestro aporte; para hacernos dignos de la memoria de los que a la vera del Paraná y en tantas otras gestas, nos legaron el suelo en el que vivimos.

Para reflexionar sobre este día tan trascendente, los dejamos con el conocido triunfo de Alberto Merlo y Miguel Brascó, en la inolvidable voz de don Alfredo Zitarrosa:

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hoy veìa por la tele en Telesur, la resistencia a los invasores que encarnan los egipcios y los libios, donde las manifestaciones han dejado varios muertos. La historia se repite, dierentes escenarios en torno a los mismos intereses, ayer con cadenas se los detenía pero hoy es más difícil...