LA FRASE

"NO ES TAN DIFÍCIL DE ENTENDER: ESTELA DE CARLOTTO ES GOLPISTA Y EL GENERAL VIDELA LO ÚNICO QUE HIZO FUE COMBATIR AL TERRORISMO." (VICTORIA VILLARRUEL)

lunes, 26 de diciembre de 2011

IGUAL QUE GALTIERI


Hermes Binner completó los cuatro años de su mandato sin haber puesto plenamente en marcha la reforma procesal penal votada por la Legislatura en el 2006.

Cierto es que tuvo que enfrentar fuertes resistencias dentro del Poder Judicial, sobre todo corporizadas en el hasta hace poco presidente de la Corte Suprema Rafael Gutiérrez y el Procurador General Agustín Bassó; pero también es cierto que el gobierno del Frente Progresista no puso demasiado empeño en cumplir con las condiciones materiales que requiere la instrumentación de la reforma: nuevos edificios, equipamiento informático, personal administrativos, entre otras cuestiones.

Acá y acá el tema fue analizado con más detenimiento en este blog, concluyendo en que radicales y socialistas priorizaron más convertir a los nuevos institutos creados por la reforma (el Ministerio Público como órgano extra poder, y el Servicio Público de la Defensa) en una bolsa de trabajo para militantes y ex dirigentes de ambos partidos (con concursos muchas veces sospechados de parcialidad y favoritismo), que ir verdaderamente a fondo con todas las acciones necesarias para implementar la reforma.

Vemos ahora que Bonfatti parece ir por la misma línea y probablemente, peor: los plazos para la entrada en vigencia de la reforma fueron prorrogados en diversas oportunidades durante el gobierno de Binner, porque no estaban dadas las condiciones para ponerla en marcha; básicamente por responsabilidad del propio gobierno.

Ahora parece que el recién iniciado gobierno plantea una nueva prórroga pero en este caso con una variante: la prórroga ya no fijará plazos, sino objetivos a cumplir en el proceso de reforma; lo que es lo mismo que decir que no sabe a ciencia cierta cuando se pondrá en marcha.

Igualito que Galtieri.

Eso sí: no le van a faltar a Bonfatti asesores calificados para llevar adelante la reforma, que incluso pueden asumir mejor que él (al menos eso cree él mismo) la responsabilidad de coordinar con la Legislatura y el Poder Judicial el proceso. 

¿El nuevo ministro de Justicia y Derechos Humanos está pintado, y seguirá manejando todo "Pepitito Marrone" mientras atiende su estudio jurídico?

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