LA FRASE

"NO ES TAN DIFÍCIL DE ENTENDER: ESTELA DE CARLOTTO ES GOLPISTA Y EL GENERAL VIDELA LO ÚNICO QUE HIZO FUE COMBATIR AL TERRORISMO." (VICTORIA VILLARRUEL)

domingo, 20 de mayo de 2012

CUANDO EL FUEGO SE APAGA, CLARÍN INTENTA REAVIVARLO


El logotipo de arriba demuestra que es la tapa de Clarín de hoy, no la de Prensa Obrera; aunque el desarrollo  del tema está en ésta nota de Ismael Bermúdez donde explica como fueron pautando salarios los distintos sectores gremiales entre el 2009 y éste año.

La nota desmiente al título, cuando éste dice que los aumentos pautados en paritarias están por debajo del alza de precios de los doce meses que pasaron: está diciendo el propio Bermúdez que en el 2010 y el 2011 los salarios acordados en paritarias de los principales gremios, estuvieron por arriba de la pauta inflacionaria; aun la que determinan los índices privados.

Hace un tiempo, cuando todavía las negociaciones en paritarias estaban arrancando, Clarín nos obsequió ésta otra tapa:


El problema entonces -nos contaban- no era para los gremios ganarle a la inflación, sino superar el "cepo" oficial del 18 %; cuestión que nosotros analizamos en ésta entrada

Decíamos entonces: "...la dinámica social y el comportamiento de las variables económicas (la inflación, el nivel de actividad económica, la evolución de los ingresos fiscales, el comportamiento del mercado del trabajo, la rentabilidad empresaria de cada sector, etc) son las que determinan como cierran las paritarias; que además nunca lo hacen -ni lo hicieron antes- con una pauta uniforme, justamente por la enorme dispersión salarial que existe, aun dentro de los sectores con empleo formal.

Si a eso le sumamos que la propia tapa catástrofe de Clarín hace la salvedad de que los gremios aceptarían cerrar las paritarias en torno al ya famoso 18 %, a condición de poder revisarlo a los seis meses de acuerdo a como evolucionen las cosas (fundamentalmente la inflación), queda más que claro que hay en ese titular mucho ruido, y pocas nueces.

Por no decir que hay muchos sectores empresariales que tienen espaldas muy anchas para bancar ese (supuestamente catastrófico) 23 %, y mucho más; así que lo que persigue Clarín con la tapa es lo de siempre: sembrar el terror....".

El terror en aquél entonces se diseminaba generando el miedo al "desborde sindical", a través de pedidos supuestamente esotéricos de aumentos de salarios, que alimentarían la inflación; frente a la impotencia del gobierno que vería sobrepasada su capacidad de arbitrar.

Tal como se prefiguraba, los principales gremios (la UOM, mercantiles, bancarios, empleados públicos nucleados en UPCN, UTA), están cerrando los acuerdos en torno a porcentajes que van desde el 21 % de los estatales al 24 % de los bancarios; reiterando lo dicho antes al respecto sobre como funcionan las paritarias.

Si las cosas son así, ¿hacia dónde apunta entonces la tapa de Clarín? 

Hacia la paritaria de camioneros que todavía no arrancó, y su incidencia en la interna de la CGT y la candidatura de Moyano.

Porque ése es el hecho que atravesó todas las negociaciones paritarias en las últimas semanas: cada sector que puja por conducir la CGT quiso demostrar que la tenía más larga de cara al Confederal, logrando el mejor aumento; y se trata de mojarle la oreja a Moyano  para que pida (y consiga) un aumento mayor, que lo posicione en ese contexto como el candidato natural a conducir la central sindical; porque es el que es capaz de conseguir mejores cosas para sus representados, y distanciarse con mayor independencia de las supuestas pautas fijadas por el gobierno para la negociación salarial.

Pauta que los acuerdos alcanzados demostraron que no existían, o en todo caso eran indicativas y no imperativas.

A su vez, si Moyano consigue para los camioneros un aumento por arriba por ejemplo del 23,5 % que logró Caló para la UOM, el supuesto (de Clarín y del propio Moyano) es que eso lo posiciona mejor para ser reelegido en la CGT; y con sus títulos revalidados, redoblar su pelea con el gobierno, y en espejo, obligaría a sus rivales internos a replantear sus acuerdos recién alcanzados, para llegar al porcentaje de camioneros: el razonamiento es un poco simplista visto desde la dinámica de la negociación colectiva, pero en medio de una puja interna por la conducción de la CGT, que está a su vez bajo presión mediática puede tener incidencia dentro del propio sindicalismo.

Tengamos en cuenta además que la propia Cristina días pasados le bajó el precio a la disputa por la CGT cuando sacudió a todos los sectores sindicales por igual, justo en el momento en el que parecía que la paritaria de la UOM naufragaba por falta de acuerdo: el mensaje fue claramente entendido por Caló (el supuesto candidato oficialista), en el sentido de que no iba a dejar que la arrastraran en esa lógica de él que más aumento obtiene, mejor queda parado.

Si el gobierno tuvo alguna intención de participar de la puja interna de la CGT, a partir de esas definiciones de Cristina dejó en claro que ya no le interesaba, y entonces los muchachos se dedicaron a hacer lo de siempre: negociar, hasta conseguir lo mejor que podían.

Cuando se desinfla la lógica de meter al gobierno en el quilombo interno de la CGT (para poder exhibir a Cristina derrotada si Moyano es reelecto), y cuando la puja Scioli-Mariotto y el debate por la sucesión en el 2015 queda oscurecido por el pleito Estado-corporaciones que la reforma tributaria bonaerense vuelve a poner en primer plano; Clarín debe cambiar de estrategia.

Entonces el diario que no permite la actividad sindical de sus empleados, que despide sin indemnizar a periodistas y otros empleados (a propósito, ¿ya cerraron las paritarias de prensa, cuánto les concedieron de aumentos los diarios y demás medios a sus trabajadores?) se convierte en Prensa Obrera y advierte que los aumentos que los gremios lograron, perderían frente a la inflación.

Porque la idea sigue siguiendo apostar a que todo se pudra, a como dé lugar. 

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