LA FRASE

"DE MI ASCENSO A SECRETARIO DE ESTADO SOLO DIRÉ QUE SI UNO ES BUENO EN LO SUYO, EL RECONOCIMIENTO SIEMPRE LLEGA." (MANUEL ADORNI)

sábado, 30 de junio de 2012

REUNIONES PARA DEJAR DE RASCAR LA OLLA


Semanita de las más movidas en la política provincial ésta que se termina: empezó con Bonfatti y sus famosas declaraciones sobre rascar la olla, y terminaron con las reuniones del propio gobernador con los flamantes titulares del PJ y la UCR, José Freyre y Eduardo Galaretto; y el anuncio de los senadores del PJ de dar luz verde al tratamiento de la reforma tributaria.  

Lo curioso del caso es que ambos extremos estuvieron unidos por un mismo problema: las dificultades financieras del gobierno provincial; que han adquirido una importancia tal en el panorama político santafesino que terminaron opacando al paro convocado por Moyano, que por lo demás tuvo en Santa Fe casi nula repercusión.

Como también fue curioso que Cristina (en su discurso en cadena nacional previo al paro) destacar a Santa Fe entre las provincias cuyos gobiernos no reclamaban ayuda financiera extra al Estado nacional, cuando las declaraciones de Bonfatti sobre la olla hacían estribar justamente en presuntas deudas de la Nación (cuyos orígenes y conceptos el gobernador confundió, repitiendo en esto a Binner) esas dificultades de las cuentas santafesinas: la necesidad de la presidenta de amonestar a Scioli por sus reclamos a través de los medios, ejemplificando con otros gobernadores que proceden distinto, terminó favoreciendo al socialismo santafesino (mencionado contextualmente junto al gobierno de la opositora San Luis), aunque no se ajuste en ése punto a la estricta realidad.  

Sobre el inicio de la semana hábil se conoció la noticia de que la empresa contratista de la obra del CEMAFE en Santa Fe (siempre mencionada como "emblemática" por la gestión del gobierno del Frente Progresista), por largo tiempo paralizada,  había despedido a 150 trabajadores aduciendo que la administración provincial le adeuda desde hace meses de certificados de obra. 

El caso no era ciertamente el primero, ni será el último: la parálisis de la obra pública provincial desde hace varios meses (y una deuda por certificados pendientes con las empresas contratistas que crece mes a mes) es uno de los principales problemas de la gestión de Bonfatti; que no acierta a explicar razonablemente por que sucede eso aun en aquéllas obras -como la del CEMAFE- que tienen financiamiento asegurado a través de las partidas del Fondo Federal Solidario, o fondo soja, que diariamente remite la Nación en forma automática, como la coparticipación.´


El retraso que ya parece eterno del inicio de los trabajos en la Ruta 1, la caída de la licitación del zanjón Larrea (dos obras largamente reclamadas en Santa Fe y la zona de la costa) o el caso del plan de viviendas de Santo Tomé del que dábamos cuenta acá, son apenas otros ejemplos de una realidad preocupante, que se extiende a lo largo y a lo ancho de la bota provincial. 

Como si la parálisis de la obra pública no trajera aparejadas comnsecuencias sociales dolorosas sobre el empleo y la actividad, y a poco de completar con esfuerzo (rascando la olla, dijo el gobernador) el pago del aguinaldo a los agentes provinciales, se conoció el pedido de UPCN (el principal sindicato de los estatales santafesinos por número de afiliados de reabrir la discusión salarial en paritarias en julio, lo que augura un futuro de tormentas en el frente sindical a la gestión de Bonfatti, que se apresuró a descartar de plano cualquier aumento en lo inmediato. 

Si bien es cierto que al conocerse la evolución de las cuentas provinciales al 31 de mayo el déficit de la gestión socialista se ha reducido, no lo es menos que fue consecuencia del considerable aumento de los impuestos nacionales coparticipables, en especial Ganancias y Bienes Personales: justo los dos que hoy están en la picota (uno por Moyano y su reclamo, el otro por la Mesa de Enlace que se opone también en Santa Fe al revalúo de los campos para no tener que pagarlo); contando en ambos casos con la irresponsable adhesión de Hermes Binner y los sectores que lo acompañan en el orden nacional en el FAP (empezando por el propio socialismo, partido de gobierno en la provincia).  

Los desacuerdos internos del Frente Progresista habían puesto en el freezzer por tiempo indefinido el proyecto de reforma tributaria pergeñado por el Ejecutivo, al menos hasta que los socios de la coalición de gobierno unifiquen una postura común sobre la propuesta.

En ese contexto y como indicio de que las cosas están tan complicadas adentro como afuera, Bonfatti decidió recibir esta semana en reuniones casi simultáneas a los flamantes presidentes del peronismo y el radicalismo provinciales: busca en Freyre y Galaretto dos interlocutores válidos para que intercedan ante los respectivos bloques legislativos y se puede destrabar el tratamiento de una reforma que día a día asoma como más necesaria, o al menos eso se sostiene desde el Ejecutivo provincial.

Claro que como señalamos acá en su momento, la Legislatura es otro mundo y está por verse aun como podrán hacer las flamantes conducciones partidarias del PJ y la UCR para unificar posturas dentro de sus respectivas fuerzas y hacerlas respetar en el tratamiento legislativo; algo que hace muchos años no sucede.


Como también habrá que ver que compromisos concretos asumieron ambos con Bonfatti (que los convocó con el objeto de no tener que seguir rascando la olla, digamos), considerando que uno representa a la oposición provincial, y el otro a una fuerza como el radicalismo que, si bien  formalmente comparte en Santa Fe la responsabilidad del gobierno, tributa hoy por hoy en el orden nacional (y nada indica que eso vaya a cambiar en el futuro inmediato) a otra estrategia política distinta a la del socialismo.


Aunque al cierre de éstas líneas (en un giro sorpresivo, por decir algo, de los acontecimientos)     los dos bloques de senadores provinciales del PJ solicitaron preferencia para tratar el proyecto de reforma tributaria antes del receso invernal; incluso sin que mediara la reunión partidaria de la que hablaba Freyre para unificar las posturas de los diferentes bloques legislativos en que está dividido el peronismo santafesino.  


Todo lo cual siembre enorme dudas sobre el contexto político en el que la reforma tributaria alumbra su tratamiento en la Legislatura: ¿las reuniones de Bonfatti con los presidentes de la UCR y -sobre todo- del PJ tenían por objeto sellar los acuerdos necesarios para habilitar la discusión, o por el contrario fueron fulbito para la tribuna, es decir simples encuentros protocolares para cubrir un acuerdo ya sellado con los referentes legislativos del peronismo, en especial en el Senado?


Si hubiéramos de atenernos a los hechos apuntados acá, y a su estricta cronología, habría que inclinarse por la segunda hipótesis; y de ser así las cosas, -y tal como se suponía- al flamante presidente del PJ santafesino José Luis Freyre le espera un arduo trabajo por delante para recomponer la autoridad partidaria sobre los bloques legislativos.

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