LA FRASE

"NO ES TAN DIFÍCIL DE ENTENDER: ESTELA DE CARLOTTO ES GOLPISTA Y EL GENERAL VIDELA LO ÚNICO QUE HIZO FUE COMBATIR AL TERRORISMO." (VICTORIA VILLARRUEL)

martes, 10 de septiembre de 2013

¿CUANDO ASUME MASSA?


¿Dónde estaba hasta ahora esta joya perdida, que nadie la había visto, y tiene respuestas para todo?

Todavía no asumió como diputado (formalmente le falta que lo voten en las generales, incluso), y se muestra como un potencial presidenciable, que tiene equipo económico y todo; y diseña un plan a futuro.  

Y hasta asume la gestualidad propia del que ya ganó, y se apresta a sumir; mientras se ufana de marcarle la agenda al gobierno (cosa que en parte es cierta, resultados electorales mediante) en temas como Ganancias: el contexto político -propicio a que se crea cualquier cosa que vaya en el sentido del discurso opositor- lo favorece para ocultar que, por ejemplo, los legisladores que le responden votaron en contra en Diputados los nuevos impuestos que -justamente- permitirían financiar los cambios en el impuesto.

Ojo: hay que empezar por reconocer que hasta acá la táctica al tipo, le ha dado buenos resultados; probablemente porque supo leer bien la coyuntura, cabalgando contra cierto fastidio social contra el gobierno (como bien describe acá Gerardo), y replicando sobre los cuatro o cinco temas que más han contribuido para eso, con la excepción quizás de la corrupción.

Con dos registros de discurso bien diferenciados: una para auditorios amplios (como el de los anuncios de ayer), que se enteran de lo que dice por los medios; y otro para públicos más selectos y restringidos, como cuando se reunió hace un mes con los empresarios más importantes del país (ver acá), o el fin de semana pasado en Córdoba, con lo más granado de las patronales agrogarcas.

Ahí el tipo suelta la lengua y -al igual que aquel Menem del 89'- le dice a cada uno lo que quiere oír: en Córdoba, sin ir más lejos, planteó la apertura total de las exportaciones agropecuarias, la eliminación de las ROE y todos los controles al comercio exterior, y la baja o eliminación de las retenciones; casi en espejo con lo que dijo -horas más tarde- Macri en el mismo lugar.   

Frente a los empresarios, su discurso ya fue analizado acá: salir a tomar deuda a los mercados internacionales porque las tasas son bajas (allí debería  actualizarse respecto a las últimas novedades que vienen de la FED), eliminar regulaciones, un sistema previsional mixto con un componente de capitalización opcional al sistema obligatorio de reparto y lo conocido: "políticas de Estado a largo plazo, y reglas de juego claras que estimulen la confianza de los inversores". 

Ayer el tema convocante era la inflación (nada menos), y rodeado de Redrado, el hijo de Lavagna y Ricardo Delgado, tiró tres proyectos explicados acá en Ambito Financiero: la reforma del INDEC (burdamente copiado del presentado por el Grupo A en 2009, sin reconocer copyright), la creación de un Consejo de Inversión y Desarrollo Nacional, y de un área de seguimiento de precios en la Defensoría del Pueblo.

A primera vista surge un elemento común en los tres: el Poder Ejecutivo cede poder, sea en organismos que serían autónomos respecto a su conducción como el INDEC (¿volverá con Redrado la idea cavallista de la autonomía del BCRA?), sea en un "consejo de notables" que definirían prioridades de inversión y "estímulos" a los inversores (tema sobre el que volveremos), o trasladando el seguimiento de la inflación a un órgano que no depende del Presidente, es decir del gobierno en sentido estricto.

Una vez más: no son las medidas en sí (poco serias como estrategia para el abordaje de un problema tan complejo como la inflación) lo que debe discutirse -porque sólo tienen el propósito de tributar a una estrategia electoral en la que la "propuestología" complementa el perfil del candidato-, sino el contexto político que las hace posibles; en tanto nadie las cuestiona o analiza en profundidad.

Porque pretender que se resuelve la inflación reestructurando el INDEC es como suponer que se podría terminar con la sequía en el norte provincial interviniendo el Servicio Meteorológico. De hecho, nadie cuestionaba la credibilidad del INDEC en el 89', cuando la inflación anual rozó los 6000 puntos durante el final del gobierno de Alfonsín.

El contexto político del que hablamos determina que pocos (casi nadie) pase la lupa o el peine fino sobre el conjunto de los anuncios de Massa, y si no veamos por ejemplo lo que extracta acá La Nación: "Redrado propuso además una reducción impositiva. "Necesitamos bajar la carga tributaria a los trabajadores y empresarios que producen y amplían la capacidad de producción, y llevar el impuesto a las ganancias a cero para este sector", dijo.

Massa planteó la necesidad de aplicar en el impuesto a las ganancias, las asignaciones familiares o cualquier otro factor que tuviera incidencia en los ingresos actualizaciones automáticas a través de una ley, como se aplican para las jubilaciones."

Tenemos entonces que esta gente nos propone eliminbar todas las trabas a las exportaciones de productos agropecuarios (lo que supone disminuir la oferta de bienes sensibles en el mercado doméstico, por una simple cuestión de atracción de los productores por vender a precios internacionales), disminuir o eliminar retenciones (lo que priva al fisco de recursos, y establecería un tipo de cambio híper alto para sectores que incorporan escaso valor agregado a su producción) y desfinanciar al Estado eliminando la carga de Ganancias sobre las empresas; mientras se le crean mayores gastos al imponérsele mecanismos de actualización de las asignaciones familiares, o el mínimo no imponible de Ganancias.

Esto último implica también una merma en los recursos, que no dicen de dónde se compensaría: ya sabemos que de las transacciones con bonos y acciones, o de la distribución de dividendos empresariales no, porque los massistas las votaron en contra; y porque Redrado sostiene que hay que dar a las empresas "incentivos impositivos y crediticios"; sin que sepamos contra que compromisos en materia de precios, salarios y empleo.

Y como se plantea la necesidad de eliminar regulaciones, el control de las "cadenas de valor" (es decir, de los formadores de precios) pareciera ser un problema de las ONG'S y la Defensoría del Pueblo; no del gobierno.

En términos económicos nada nuevo, sea que se lo vea como un revival noventoso, o un "Grupo A" (en términos propositivos, no de construcción política) recargado; o retornado en el péndulo cíclico del humor social. 

Podríamos profundizar el análisis de lo que implica Massa (claramente posicionado como presidenciable para el 2015, y hoy por hoy la esperanza blanca del estalishment vernáculo), en términos de saltar etapas en la construcción política dentro y fuera del peronismo.

Simplemente apuntaremos que, por momentos, parece tentado de abandonar la prudencia con que ha manejado los tiempos hasta acá, y -confiado en el garrochismo que está a la orden del día- creer que ya se deglutió al peronismo (que lo aceptará sin más), y pasó por encima de la entente republicana (radicales, socialistas, Carrió); que aun arrastra el estigma de los gobiernos de Alfonsín y De La Rúa.  

Por ahora lo dejamos ahí, tomando nota de un hecho: el blanqueo paulatino que hace Massa de lo que es y -sobre todo- de lo que haría en el caso de ser gobierno, es el dato relevante en nuestra opinión.

Como para no perder de vista (tapados por las evidencias de que su discurso tiene hoy eficacia electoral) los interrogantes que dispara a futuro.

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