LA FRASE

"AEROLÍNEAS ARGENTINAS NO DEPENDE DE MI CARTERA, ASÍ QUE NO VEO POR QUÉ MOTIVO ME VESTIRÍA DE AZAFATA." (LUIS PETRI)

jueves, 7 de septiembre de 2017

SANTA FE, LA CIUDAD ESPONJA


Supongamos por un momento que una investigación periodística revela que un intendente peronista del conurbano bonaerense ha montado durante años una estructura de punteros políticos de su partido financiada con dinero del Estado, a través de un programa votado por el Concejo municipal con otros fines, como generar alternativas de trabajo a los desocupados.

Supongamos además que la misma investigación revela que esos punteros reciben y manejan el dinero público a través de asociaciones civiles sospechosas, todas con el mismo asesor contable y muchas compartiendo el mismo domicilio, mientras que sus principales integrantes tienen frondosos antecedentes judiciales, y causas pendientes por distintos delitos.

Supongamos también que para poder llevar adelante la maniobra, el intendente del caso le hace votar al Concejo municipal todos los años cuantiosos fondos para el programa en cuestión con la finalidad de hacer obras, pero inmediatamente de promulgado el presupuesto, echa mano de los “superpoderes” para cambiar las partidas y desviarlas hacia los punteros, también disfrazados como cooperativistas.

Y supongamos adicionalmente que las tareas reales que los punteros desarrollan y para las cuáles se les paga con dinero del municipio (porque al fin y al cabo son eso, punteros políticos) son pintar paredes, colgar carteles y pegar afiches de los candidatos del intendente para las elecciones; y la cosa se conoce porque ellos mismos suben las fotos a las redes sociales.

Finalmente supongamos que los periodistas que denuncian esto son desacreditados (no sus datos, no la investigación: ellos) personalmente, cuando no hostigados de todas formas por el aparato político-comunicacional del intendente; y que ex cooperativistas que denunciaron los manejos turbios de los punteros del intendente son amenazados y hasta baleados por sus denuncias.

Una vez que tengan la imagen de todo el cuadro en la cabeza, piensen ahora cual sería la reacción de los medios hegemónicos, y el espacio que le darían a la noticia: seguro lo harían tapa, por varias ediciones, en letra catástrofe.

Bueno, como se imaginarán a partir de lo que se conoció en el programa “ADN” que se emite los domingos a la noche por C5N, eso ni más ni menos es lo que está pasando en Santa Fe, a partir de la investigación periodística de Maximiliano Ahumada y Nicolás Lovaisa; en medio del más absoluto silencio y deliberado ocultamiento de casi la totalidad de los medios locales (con las solitarias excepciones de Solar de Radio, FM Chalet, los portales Edición Límite y Diario Santa Fe, este último el que publicó la investigación original), que ni siquiera se hicieron eco del rebote del tema en un medio nacional.

Por el contrario, el silencio mediático se complementa con las oportunas preguntas-centro al intendente para que no aclare nada, pero chicanee a los periodistas y al medio en el que se publicó su investigación. De más está decir que ese silencio y esa complicidad mediática las pagamos todos nosotros de nuestros bolsillos, y no salen baratas.

Y con la correspondiente protección judicial que blinda a Corral y sus funcionarios de toda posible causa judicial en su contra, porque al fin y al cabo para eso hace 10 años que la UCR y sus ¿ex? socios del socialismo se repartieron como un botín de guerra los cargos del Ministerio Público; justamente para asegurarse que a ningún fiscal se le ocurrieran ideas raras, como investigar a los funcionarios de la provincia, o de la municipalidad. De allí que cuando socialistas y radicales dicen “Ni un caso de corrupción” les faltaría agregar “conocido, publicado e investigado, porque de eso ya nos ocupamos para asegurarnos de que así sea, y permanezca sin cambios”.

Al mismo tiempo en que estallaba el escándalo de la red de punteros de la UCR que pagamos entre todos, Corral -que lleva casi 6 años en el gobierno- contesta con suerte, tarde y mal, uno de cada diez pedidos de informes del Concejo municipal, y vetó una ordenanza  que le imponía un plazo para hacerlo; mientras sus funcionarios (como Medrano, el responsable del programa en cuestión) no van al Concejo cuando son citados, aunque el intendente no se cansa de repetir en los medios que están dispuestos a dar todas las explicaciones del caso, todas las veces que haga falta.

Piensen ahora otra vez con todos estos datos adicionales en el hipotético intendente peronista del conurbano, y la reacción de los medios hegemónicos, y (agregamos nosotros) de los locales; expertos en comerle la cabeza a los santafesinos con lo que pasa lejos de acá, para que no se den cuenta de lo que ocurren frente a sus narices.

Mientras tanto (y esto es literal: al mismo tiempo), mientras esto pasa, se piden explicaciones desde la Legislatura por la desastrosa gestión del puerto santafesino (paralizado hace más de tres años en su actividad específica) y sus “desarrollos inmobiliarios” (negociados privados flojitos de papeles en terrenos de propiedad pública), donde el actual titular del Ente (Fumis) repite punto por punto el mismo modelo de gestión que el anterior, Vorobiof; cuya causa en la justicia está a punto de prescribir, gracias a los oportunos servicios de los funcionario judiciales estratégicamente puestos por el radicalismo para esos casos.

Y mientras todo eso pasa, avanza una nueva concesión de la terminal de ómnibus sin intervención del Concejo municipal, y preparando el terreno bajo el eufemismo de “Master Plan” (ya usado en el puerto) para nuevos negocios inmobiliarios privados con bienes del Estado: ¿apostamos a que ensayan otra “participación público privada” al estilo de las cocheras soterradas del parque Alberdi, y casi con seguridad, con los mismos protagonistas y beneficiarios, conspicuos miembros del “círculo rojo” santafesino?

Por si todo eso fuera poco, los eventos masivos más importantes de la ciudad en lo que va del año (Tecnópolis Federal y la carrera del TC 2000) siguen envueltos en el más absoluto misterio y oscuridad sobre cuantos fondos públicos se invirtieron en ambos, en que condiciones, bajo que procedimientos de contratación, con que empresas, y con que contraprestaciones o beneficios para el Estado; que al fin y al cabo somos todos.

Cosas que por supuesto no le interesan al aparato mediático hegemónico de la ciudad (El Litoral, LT 10, el diario Uno, Radio Nacional, las FM de mayor audiencia, Canal 13, los canales de la UNL y la provincia), como tampoco les interesa reflejar la investigación de las “cajas negras” de Corral que hicieron Maxi Ahumada y Nico Lovaisa: tienen millones de razones para callarse la boca y hacerse los boludos.

Pero además del blindaje mediático y judicial, tampoco se vislumbra una reacción ciudadana: los punteros de Corral medran haciendo ostentación de su poder y contactos políticos precisamente en los barrios de la ciudad más olvidados por la gestión municipal; mientras la Santa Fe “blanca” disfruta de las lucecitas del puente colgante (y guay con poner allí una bandera pidiendo la aparición con vida de Santiago Maldonado, porque te meten preso al toque), el TC 2000, la costanera, la remodelación de Boulevard, los desarrollos inmobiliarios del puerto, el shopping o el casino.

Como dice León en "Los Salieris de Charly", Santa Fe es la ciudad esponja: se chupa todo lo que pasó; pero nada de todo esto hubiera sido posible si desde la municipalidad no se le asegurasen los negocios al “círculo rojo”, cuyos miembros se prenden en todas; y por eso bancan muy fuerte a Corral (porque les habilita nuevos negocios todo el tiempo); aunque descanse sobre una estructura punteril formada por delincuentes, y financiada con la plata de todos nosotros.

Mientras tengan garantizadas oportunidades de negocios allí donde estas se presenten (sea en el puerto, la terminal de ómnibus, la costanera este) o  el cumplimiento de sus caprichitos como el “Parque Biblioteca de la Constitución”) harán los prejuicios republicanos a un lado y seguirán silbando bajito como si no pasara nada. 

Eso sí: sin dejar de despotricar nunca contra “la corrupción k” y el “clientelismo populista”, o echarle la culpa de todo al peronismo, que para eso les sobran los escribas a sueldo como Alaniz.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si en los nombres y referencias aludieran a Rosario sería exactamente igual. Ese mismo esquema usan los socialistas para Rosario, solo que allí hay un blindaje mayor.